En plena transición hacia fuentes de energía renovables, el hidrógeno se perfila como un prometedor combustible alternativo capaz de alimentar desde automóviles hasta fábricas. Pero, ¿Hemos oído hablar del hidrógeno rosa?
El hidrógeno rosa, también conocido como hidrógeno atómico o hidrógeno bajo en carbono, es un tipo de hidrógeno que se produce utilizando energía nuclear en lugar de combustibles fósiles. Se llama hidrógeno rosa porque se produce mediante un proceso que utiliza energía atómica para dividir las moléculas de agua en hidrógeno y oxígeno, dejando tras de sí un residuo rosáceo.
Esta innovadora forma de producir hidrógeno ha llamado la atención por su potencial para crear una fuente de combustible baja en carbono y con escasas o nulas emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, el uso de la energía nuclear para la producción de hidrógeno rosa también ha suscitado inquietudes en materia de seguridad y regulación.
“Renovable quiere decir renovable”, tuiteó la delegación diplomática austríaca, tras reunir informalmente a ese grupo de Estados en los márgenes del consejo de ministros de Energía de los países de la UE.
A medida que Europa avanza hacia la descarbonización, la UE estudia nuevas normas para la producción de hidrógeno, incluido el hidrógeno rosa. Esta normativa garantizaría la seguridad y sostenibilidad de la industria del hidrógeno rosa, además de abordar las preocupaciones en torno a la energía nuclear y la eliminación de residuos.
Aunque la normativa aún está en fase de desarrollo, no se pueden ignorar los beneficios potenciales del hidrógeno rosa. Tiene el potencial de revolucionar la forma en que producimos y utilizamos la energía, y podría desempeñar un papel fundamental en la consecución de los objetivos climáticos de Europa.
Pero Francia, que lidera un bloque pronuclear de trece Estados miembros de la UE donde están Polonia o Chequia, ha vinculado ese paquete a la negociación de otra directiva dedicada específicamente a las energías renovables.
“No nos podemos permitir el lujo de prescindir del hidrógeno bajo en carbono” para alcanzar los objetivos climáticos y “mantener la competitividad de las empresas” de la UE, trasladó a sus homólogos la ministra francesa para la Transición Energética, Agnès Pannier-Runacher.
Entonces, ¿está Europa preparada para esta innovación propulsada por energía atómica? Sólo el tiempo lo dirá, pero una cosa es segura: el hidrógeno rosa es un tema del que oiremos hablar mucho más en los próximos años.
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